viernes, 16 de mayo de 2014

Deriva de Facebook

Se veía venir, pero ya ha sucedido. Facebook entró en bolsa y no con excesivo buen pie. No estaba tan claro que pudiese sacar suficientes beneficios a su más preciado valor: centenas de millones de usuarios. Así que se pusieron a ello. Si esperas que los inversores en bolsa se fijen en ti, no vale con darles unos pocos beneficios al trimestre y un servicio excelente, ni siquiera unas buenas perspectivas de futuro. No. Tienes que dar muchos beneficios, contantes y sonantes.
El grado de conocimiento de la realidad social que tiene Facebook, como el que tiene Google es incalculable, como lo es su valor de mercado. A la hora de trasladar eso a billetes y monedas viene la dificultad. Google y Facebook saben perfectamente cuáles son las tendencias, gustos, deseos, entretenimientos, preocupaciones y hasta hábitos de consumo de muchos millones de personas, pero han decidido hacer dinero con anuncios, como toda la vida.
Desde hace algún tiempo uno puede conseguir clics, me-gusta y recomendaciones pagando. Una inmensa cantidad de usuarios (principalmente en países en desarrollo como Bangladesh, India y similares) navega y hace clic en millares y millares de páginas, falseando ostensiblemente el significado de esas acciones en el mundo virtual. Además, la estructura de la página de inicio de Facebook ha cambiado drásticamente y, ahora, cada uno o dos artículos provenientes de amigos y páginas que nos gustan, nos endosan dos, tres, cinco o más anuncios y "páginas recomendadas", es decir, anuncios. Los mismos con que nos aburren en la televisión en cada descanso de esa película o esa serie.
La consecuencia de esta política, que han aplicado de forma tan brusca y perceptible, no puede ser otra que la progresiva pérdida de usuarios activos, su aburrimiento o desesperación y la probable aparición, en un futuro a medio plazo, de otras redes sociales que le planten cara.
El desinterés de los usuarios puede causar verdaderos cataclismos en el valor de Facebook, porque Internet es así: lo que hoy crea millones de visitas, mañana puede suscitar la mayor indiferencia, y ese interés es el valor real de Facebook, su oxígeno. Es este fenómeno "on-off" una de las características más propias de la sociedad de la comunicación actual. A lo peor no saben lo mucho que se juegan y que el usuario de Facebook igual que hoy pasa dos horas en la página o en su móvil fisgando las vidas ajenas, mañana desaparecerá enganchado en otras ofertas quizá más auténticas y menos plagadas de recomendaciones absurdas.

A nivel del usuario de a pie, esto puede tener sus consecuencias en el uso que se le está dando a esta red social, es decir, como página web de facto de muchos pequeños negocios, atraídos por la gratuidad y la rápida y eficiente conexión con sus usuarios. ¿Seguirá siendo eficiente tener una página en Facebook y muchos me-gusta? ¿Hasta cuándo?